Aranjuez, la escapada perfecta para conocer la historia del Real Sitio favorito de la Corona Española

Aranjuez
Palacio Real de Aranjuez @Istock

Escaparse a Aranjuez es una idea magnífica. Y es que el Real Sitio es uno de los destinos más importantes de la Comunidad de Madrid, no sólo por su arquitectura regia inmersa en un precioso paisaje, sino también por los planes gastronómicos que ofrece y las actividades culturales y de ocio tan sorprendentes e inesperados como, por ejemplo, subir en globo para disfrutar de vistas de pájaro.

La escapada a Aranjuez de un fin de semana es una gozada porque al estar en el centro de la Península está prácticamente cerca de cualquier punto de España, pero os avisamos de que con dos o tres días no será suficiente porque este Real Sitio atrapa desde el momento en el que se pone un pie en su empedrado. Se trata, además, de una localidad muy bien comunicada porque se puede ir en coche por autovía como a bordo del Tren de la Fresa, una experiencia única y muy divertida para llegar de Madrid a Aranjuez.

Este Real Sitio, además, y debido a su «valor universal excepcional», este Paisaje Cultural de Aranjuez fue declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, aunque no es el único lugar de la Comunidad de Madrid que cuenta con este reconocimiento, también lo tienen el Monasterio y el Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial, el Paisaje de la Luz en la capital, así como la Universidad y el centro histórico de Alcalá de Henares, y el Hayedo de Montejo.

Palacio Real, residencia campestre

Palacio Real de Aranjuez @iStock

Para conocer esta localidad hay lugares que debemos conocer y que son imprescindibles. Uno de ellos es, sin duda, el Palacio Real de Aranjuez: la impresionante residencia de la familia real española durante la época estival y ordenada construir por Felipe II, siguiendo el deseo de su padre, el emperador Carlos V, de convertir Aranjuez en una gran villa de inspiración italiana. El monarca moriría sin ver concluidas las obras, pero los reyes venideros le dieron a Aranjuez la misma importancia que él mismo y engrandecieron esta villa tan cercana a la capital.

Historia y belleza a partes iguales en este Real Sitio que forma parte del Paisaje Cultural de Aranjuez, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO. Destaca el Palacio, de estilo herreriano, pero sobre todo unos espléndidos jardines visitables de más de 110 hectáreas.

Los Borbones contribuyeron a engrandecer el Real Sitio, ya que allí pasaban todas las primaveras desde Semana Santa hasta finales de junio, con diferentes aportaciones. Felipe V –el primer Borbón en España– dispuso nuevos jardines y Fernando VI el trazado de más calles arboladas y nueva población que alcanzó su completo desarrollo bajo Carlos III y Carlos IV.

Por su parte, Fernando VII y su hija Isabel II continuaron acudiendo a Aranjuez durante la temporada primaveral, por lo que el esplendor regio de Aranjuez se mantuvo hasta 1870.

El Palacio Real, proyectado por el arquitecto Juan Bautista de Toledo, tiene un estilo clásico, tan del gusto de los Austrias, caracterizado por la alternancia de piedra blanca y ladrillo en todo el complejo arquitectónico.

La planta regular de origen fue alterada con dos alas laterales, dándole forma de U, en el S. XVIII por encargo del rey Carlos III a Francesco Sabatini. Obra de este arquitecto fue también el diseño de la actual verja que, curiosamente, no se colocó hasta 1973, aunque debido a la ausencia de esta barrera, de acuerdo con los historiadores, triunfó el famoso Motín de Aranjuez en 1808.

La riqueza del interior

Salón del Trono @Patrimonio Nacional

En el interior, destacan los Salones Oficiales que se pueden visitar, dando a los amantes de la historia y la estética la oportunidad de conocer algunas de las dependencias más celebradas del palacio. El Salón del Trono o el Salón de Baile son algunos de los espacios más importantes y cuando con una decoración de finales del S. XIX.

Aunque sin duda lo más interesante, desde el punto de vista artístico está en Comedor de Gala, donde hay una espectacular bóveda con frescos que representan alegorías del tiempo, pintados por Santiago Amiconi. De sus paredes cuelgan obras de Corrado Giaquinto y Flipart, y el mobiliario de estilo Imperio salió del taller del conocido ebanista parisino Claude-Charles Saunier.

Gabinete Arabesco. @Patrimonio Nacional

La Cámara de la Reina, otra de las salas a visitar, era una habitación de las dependencias reales que fue transformada por Isabel II en sala de música. Por ello, en este espacio podemos ver un piano regalado por la emperatriz Eugenia de Montijo a la hija de Fernando VII o un tapiz de la serie Dido y Eneas, elaborado en los talleres de Bruselas en el S. XVI.

En su interior también espacios tan sorprendentes y exóticos como el Gabinete Árabe, inspirado en la sala de las Dos Hermanas, de la Alhambra de Granada, con una bóveda pintada con alegorías de la paz y la justicia. O el Gabinete chinesco, decorado con 200 cuadros regalados a Isabel II en 1846 por el Emperador de China.

Capilla de Palacio con frescos de Bayeu

Terminamos en la Capilla de Palacio de Sabatini, cuya visita se hace de manera independiente del Palacio Real y tiene una bóveda pintada por Francisco Bayeu, cuñado de Francisco de Goya, digna de contemplar. En este mismo espacio podemos ver, además, un San Miguel Arcángel de Lucas Jordán, en el retablo del lado del Evangelio, y la Concepción, en el altar mayor, de Mariano Salvador Maella.

La belleza del Jardín del Rey

Jardín del Rey. @Istock

La arquitectura del Palacio Real en sí misma encierra un gran esplendor, pero con el añadido del Jardín del Rey el conjunto se convierte en algo muchísimo más especial.

Felipe II, que era un gran amante de la naturaleza y los jardines, como demostró en los jardines del Monasterio de El Escorial, puso un gran empeño en Aranjuez. De la época de este Austria es el Jardín de la Isla, trazado por Bautista de Toledo, y el Jardín del Rey, inspirados en los jardines del Renacimiento italiano, y cuya decoración actual vino de manos de Felipe V.

Este primer Borbón, además, le dio unas pinceladas francesas a los jardines como, por ejemplo, el Parterre ante el palacio y el extremo al final del Jardín de la Isla, llamado la Isleta, donde instaló la Fuente de los Tritones que Isabel II hizo llevar al Campo del Moro.

Por su parte, destaca el Jardín del Príncipe que debe su nombre al hijo de Carlos III, quien en la década de 1770 –finales del S. XVIII– comenzó a usar el antiguo embarcadero de Fernando VI como pabellón de recreo y a desarrollar alrededor un jardín paisajista a la moda anglofrancesa con influencia directa de los jardines de María Antonieta en el Petit Trianon.

Del Jardín del Príncipe, el conjunto más logrado es el Estanque de los Chinescos, datado de alrededor de 1789-90. Se compone de tres piezas que están unidas por un gran estanque: un templete chinesco, el templete clásico y el obelisco. El trazado de esta curiosa y especial composición fue obra de Juan de Herrera, mientras que los jardines se pusieron en las manos de Pablo Botelou.

La Real Casa del Labrador

Detalle de la Casa del Labrador @Patrimonio Nacional

En los confines de este Jardín del Príncipe está la Real Casa del Labrador, un pequeño palacete al que se conoce con este nombre por sus modestas dimensiones.

Se trata de una casa de campo, en principio más sencilla que el actual palacete, levantada por Carlos IV cuando aún era Príncipe de Asturias y estaba destinada a su descanso matinal, almorzar con amigos y organizar conciertos, entre otras actividades. A partir de 1798, el monarca decidió transformar la casa rústica de origen en el lujoso palacete que conocemos hoy en día.

Embarcaciones reales para pasear por el Tajo

Dentro del Jardín del Príncipe, está el Museo de Falúas, uno de los espacios expositivos más singulares de las colecciones reales. Alberga una de las colecciones más espectaculares de embarcaciones que los reyes de España utilizaban para navegar por el Tajo. Entre todas destacan la falúa que perteneció a Carlos IV, creada en Cartagena y decorada por Salvador Maella, y la más espectacular y antigua del museo, que data del reinado de Felipe IV.

Fuera de las dependencias reales, destaca en el centro de Aranjuez, en la plaza de Mariblanca, la Real Capilla de San Antonio, proyectada por Isidro González Velázquez y Santiago Bonavia. Tiene su origen en un espacio destinado a la oración ordenado por Felipe IV y que nace debido a la poca capacidad de la Capilla Real que sólo tenía dos altares.

Como curiosidad, comentar, que esta capilla fue usada por las tropas de Napoleón durante la invasión napoleónica y la Guerra de la Independencia del S. XIX.

Un paseo por sus calles

Representación del Motín de Aranjuez @Turismo de Aranjuez

Pasear por esta villa de Aranjuez es viajar en el tiempo, ya que más allá del Palacio Real podemos ver arquitecturas palaciegas de nobles como, por ejemplo, el Palacio de Medinaceli, construido hacia 1785 y propiedad del Duque de Medinaceli, don Luis Felipe Fernández de Córdova y Gonzaga.

Por encargo real, también encontramos el edificio de las Cocheras de la Reina Madre, mandado construir por Fernando VI para las cocheras, caballerizas y habitaciones de servidumbre de su esposa, la reina Bárbara de Braganza. A finales del S. XIX, la reina regente María Cristina lo destinó a colegio de huérfanas de Infantería. Actualmente alberga el Centro Cultural Isabel de Farnesio.

De forma cercana, está ubicado el Palacio de Manuel Godoy, valido de Carlos IV. Levantado con un estilo neoclásico, ha tenido varios usos: en la primera mitad del S. XX se convirtió en el Hotel Pastor y más tarde, y hasta hoy, en el Colegio de la congregación religiosa de la Sagrada Familia.

Como curiosidad, relatar que cada año los habitantes de Aranjuez asaltan simbólicamente este palacio al grito de «Muerte al traidor» para conmemorar la revuelta que sacó del poder a Carlos IV, monarca absolutista.

El Mercado de Abastos también es una atracción de Aranjuez, el primer edificio construido por iniciativa municipal en 1836, y tampoco hay que perderse en el paseo por sus calles el Real Convento de San Pascual, de estilo barroco tardío –rozando el neoclásico– y edificado bajo el reinado de Carlos III.

Vino de reyes

Bodega Real Cortijo de San Isidro @RRSS Real Cortijo de San Isidro

En Aranjuez también se toman vinos con historia con tintes regios. En este Real Sitio de la región está el Real Cortijo de San Isidro, cuya bodega fue creada por Carlos III en 1782.

Entre 1783 y 1795 esta bodega estaba en manos de Carlos III y Carlos IV y proporcionaba vino y aceite a la Casa Real Española. Más tarde, el padre de Fernando VII cedió esta finca a Godoy a cambio de unos terrenos en Moncloa, y regresa a la propiedad de la Corona en 1798, también a cambio de unos terrenos en La Albufera.

Hoy en día esta bodega está en manos de la empresa Cuevas del Real Cortijo de San Isidro, quien llevó a cabo una importante restauración de los espacios, y produce vinos con D.O. Vinos de Madrid.

Se pueden hacer catas de vino y conocer esta bodega con orígenes en época de Carlos III, y de este modo disfrutar del enoturismo en la Comunidad de Madrid.

Aranjuez, vida taurina

Plaza de Toros de Aranjuez @Turismo de Aranjuez

Para los amantes de la tauromaquia está el Museo Taurino de Aranjuez, ubicado en la majestuosa y bicentenaria Plaza de Toros del Real Sitio de Aranjuez.

Esta plaza, además, es una de las tres únicas plazas construidas antes de 1800, y ostenta el honor de ser considerada una de las Plazas Histórico-Artísticas, junto a la de Ronda y la Maestranza de Sevilla.

Para rematar la visita taurina, os recomendamos tomar un vino y unas tapas en Casa Pablo, un restaurante mítico de Aranjuez inaugurado en 1941 donde las fotografías de toreros llenan las paredes.

Gran Casino de Aranjuez @Turismo de Aranjuez

El glamour para disfrutar de una noche está en el Gran Casino de Aranjuez. Un espacio amplio donde se dan cita el juego, la gastronomía y la celebración de todo tipo de eventos.

A lo largo del año se hacen diferentes torneos con mesas de poker, ruleta americana, black jack o apuestas deportivas; mientras que en la zona gastro está el Restaurante Oval donde poder picar algo y tomar una copa.

Actividad del globo aeroestático en Aranjuez @Istock

En Aranjuez, además, se puede disfrutar de algunas aventuras como, por ejemplo, subir en globo aeroestático y hacer una ruta para ver la Real Villa desde el aire. Es una actividad que llama la atención y que goza de gran éxito entre los visitantes, ya que en pleno vuelo se contempla el Palacio Real con sus espléndidos jardines.

Fantasía y disfrute para toda la familia también a bordo del Chiquitrén, un paseo agradable por los jardines del Palacio Real y los tesoros arquitectónicos del Real Sitio. Es una ruta que ofrece, además, a los visitantes los recuerdos de las grandes personalidades que acudían a Aranjuez en busca de inspiración para sus obras, como Valle Incan, Santiago Rusiñol, José Luis Sampedro, y el genial compositor Joaquí­n Rodrigo.

Viajar en el Tren de la fresa

Tren de la Fresa @Turismo de Aranjuez

Es un imprescindible de Aranjuez. Se inauguró en 1984 e invita a sus visitantes a rememorar el recorrido del primer ferrocarril de la Comunidad de Madrid, construido en 1851 por la reina Isabel II para unir la capital con el Palacio Real de Aranjuez.

Esta iniciativa, que brinda una especial jornada en Aranjuez para toda la familia, sale de la antigua estación de Delicias, el actual Museo del Ferrocarril y la primera estación monumental de Madrid, con estilo belga e inaugurada por Alfonso XIII. Finalmente, llega hasta estación actual de Aranjuez es un edificio de estilo neomudejar de gran riqueza ornamental, datada en 1922.

Alargar la estancia: Chinchón y Colmenar de Oreja

Plaza de Chinchón en una celebración taurina. @Istock

Si al terminar de ver Aranjuez, aún queremos alargar nuestra estancia en este Real Sitio, alrededor hay varios destinos cercanos que merecen una visita, como es el caso de Chinchón y Colmenar de Oreja, Villas de Madrid y dos pueblos muy singulares por su arquitectura y su gastronomía.

En el caso de Chinchón, no podemos perdernos la plaza porque es una de las más bonitas y especiales de la región madrileña. Es un ejemplo de arquitectura popular castellana donde se han rodado cientos de películas y donde, además, aún hoy, se celebran corridas de toros, siendo este enclave de la región uno de los más aclamados por los aficionados a la tauromaquia. Si estáis preparando una escapada para Semana Santa, debéis saber que el Sábado Santo, Chinchón se convierte en Jerusalén. Más de 200 vecinos teatralizan la pasión y muerte de Cristo, una actividad que ha sido declarada de Interés Turístico Nacional.

Plaza Mayor de Colmenar de Oreja. @Turismo Comunidad de Madrid

Por último, en Colmenar de la Oreja, también Villa de Madrid, podemos darle gusto al paladar con estupendos vinos y artesanos quesos. Destaca, al igual que en Chinchón, una preciosa y coqueta plaza mayor con arquitectura popular donde poder degustar una buena copa de vino de la Denominación de Origen Madrid, acompañada de una tapa de queso de Quesos Ciriaco, una quesería 100% artesana más antigua de la región de Madrid y que tiene más de 60 años de historia.

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